jueves, 6 de mayo de 2010

JAIME DEL EGIDO



Noches de Aire

Cuando te vi desaparecer bajo la tormenta y escuché taconear en la distancia, supe que no volvería a verte. El microcosmos soltó un aire violento por las calles. La brisa se incorporó al ambiente como un escape de gas. Las papeleras tintinearon y el viento tiró de mi gabardina. Quería llevarse también mi sombrero pero yo lo sostuve, anhelando que se llevase mis recuerdos.
Rumbo a la barra de un bar cualquiera pienso en una solución.

¿Cómo desandar los errores cometidos, los estrechos caminos transitados, las escasas sonrisas ofrecidas?
¿De qué sirvieron mis miradas, las caricias en tu mano, contarte mil historias, si asentías paternalmente sin dejar de mirar la televisión?
¡Cuántas palabras quemándose como ceniza de cigarrillo que caen sin se recogidas!

Hoy la monotonía revuelve mi pecho y enciende mis pupilas. Tomaré la espesa cerveza y saldré a la calle. Tal vez el viento revolucionario me susurre palabras al oído (¿rejuvenecer mi alma?).




UN SEGUNDO INTENTO DE JAIME



Noches de Aire

Desapareciste bajo la tormenta
a pasos rápidos, alejándote:
El microcosmos soltó un aire
como un escape de gas
que se incorpora al ambiente.

Tintinean las papeleras,
el viento tira de mi gabardina.
Quiere llevarse mi sombrero
pero  lo sostengo férreo
anhelando se lleve mis recuerdos.

Rumbo a la barra de un bar
pienso en una solución.

¿Cómo desandar los errores cometidos,
los estrechos caminos transitados,
las escasas sonrisas ofrecidas?

¿De qué sirvieron mis miradas,
las caricias en tu mano,
contarte mil historias,
si asentías mirando la televisión?

¡Cuántas palabras quemándose
 como ceniza de cigarrillo!

Hoy la monotonía
revuelve mi pecho y
enciende mis pupilas.
Tomaré la espesa cerveza
y saldré a la calle.

Tal vez el viento revolucionario
me susurre palabras al oído
(¿rejuvenecer mi alma?).


  
 Silvia G Sanana (y un poco de Jaime)
 

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